martes, 28 de agosto de 2012

Ser Dr AGUILAR


Ser Dr AGUILAR

No es la primera vez que una persona pierde su trabajo por el mal uso de la redes sociales. Y Andrés Aguilar tampoco será la última.

Como si desear que un tsunami cayera sobre el Hospital Nacional de Niños no fuera suficiente, este casi doctor llevaba semanas recopilando las más macabras imágenes dentro del centro hospitalario.

El sistema necesitaba un mártir y el desnutrido brazo de la ley se tomó sus espinacas para caer sobre el atolondrado tweetero @AguiCR quien perdió su bloque de internado y fue invitado a abandonar el centro médico para nunca volver.

La carrera de este joven, indudablemente, se terminó. Es esperable (y hasta deseable) que ningún centro médico se interese en contratar a un pseudo profesional que se refugia en el estrés laboral para ofender y menospreciar a aquellos que más adelante debía jurar proteger.

"Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar", dice el mentado juramento, "considerando como un deber el ser discreto en tales casos."

"Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria."

Las posiciones son diversas. Hay quienes piensan que el veto de por vida es insuficiente. Hay quienes justifican sus insultos con la inexperiencia de la juventud. De una u otra forma estamos frente a un joven de 23 años que estaba a cuatro meses de convertirse en médico.

¡Esto sí es alarmante!

Estoy de acuerdo con que a los 23 años aún se rebosa de inexperiencia, de algarabía y hasta de cierta torpeza. pero entonces ¿por qué permitir que los profesionales inunden las calles a tan temprana edad? ¿Por qué es cada vez más imperativo para los jóvenes terminar una carrera en 2 años y salir a la calle para meter las de andar? ¿Por qué lo permite nuestra sociedad?

Esto que ocurre hoy en el Hospital de Niños no es culpa del, ya nunca, Doctor Aguilar sino de una sociedad que impulsa a los jóvenes a iniciar carreras en universidades de dudosa reputación donde seis cuatris y unos cuantos cursos de ética terminan siendo insuficientes.

¿Son estos los profesionales que queremos para atender a nuestra niñez?. Andrés Aguilar es sólo un chivo expiatorio.

Sólo en año pasado más de 500 jóvenes se graduaron como Médicos Generales. 440 de ellos pertenecen a una de las 7 escuelas de medicina del país. Sólo 74 provienen de la UCR.

Mientras Aguilar sea castigado las personas olvidarán que, cada año, 17 mil estudiantes se egresan de las 50 universidades privadas que existen en Costa Rica. Esto representa más del 65% de los profesionales del país. Y la cifra aumenta.

Al final. ¿De quién será la culpa?

domingo, 19 de agosto de 2012

Ser A-A-AZUL



Ser A-A-AZUL

Cuando me propuse escribir en un blogg me prometí no hablar mal de nadie en específico. En esta entrada esto va a ser particularmente difícil.
El domingo pasado la revista dominical de la Nación nos deleitó con una extensa entrevista al combatiente Bryan Ganoza donde el modelo de 24 años hace un recorrido superfluo por su infancia y comparte la fórmula mágica para dar paseos domingueros en BMW del año sin siquiera haber requerido de un título profesional. 
 "Todo hombre quiere ser musculoso" sostiene el muchachón sin el más mínimo respaldo teórico. Hecho que revela que su floreciente capital económico es inversamente proporcional a su limitado capital cultural.
Admite que su mamá lo sentaba a ver las telenovelas con ella. ¡Bingo! Envenenado por telebasura desde niño no es de extrañar que se haya convertido en un reflejo del estereotipo que le construyeron y que, por desgracia y con ayuda de la caja mágica, construye para miles de niños y niñas de quienes este empresario se sabe admirado.
En la actualidad se exhibe en medios. No sólo en el programa de entretenimiento de horario estelar sino también como parte de la tempranera carrera presidencial que emprende Rodrigo Arias contra sus propios compañeros de partido. Tan corroída está la credibilidad en la clase política que un combatiente sin estudio ni educación, que cree que un círculo tiene 350 grados, expone su interés en ocupar una curul y la Costa Rica de La Platina lo aplaude.
Al parecer la General Cañas no es la única vía que se nos está cayendo a pedazos. Hasta ahora la idolatría del avioneta set tico había sido inofensiva pero hoy, al permitir que figuras como Bryan Ganoza aparezcan en los medios estamos promoviendo que los jóvenes abandonen las aulas y se lancen a buscar el éxito acompañados no más que de la suerte. Es apoyar a cualquier Gym Rat que quiera un puesto político por apretar las nalgas en un programa de concursos de mediano presupuesto.  Es poner en manos de iletrados e ignaros la admiración de nuestros jóvenes. 
Tengo sobrinas adolescentes y me retuerce la panza cada vez que las escucho discutiendo sobre azules y naranjas pero decidí mantenerme al margen de opiniones hasta que, un buen día, una de ellas publicó en su perfil una fotografía con semejante figurín en un centro comercial. Del desenlace de esa historia me siento orgulloso: la foto fue removida y archivada.
No me molesta el X5 de Ganoza, ni la mansión del Paté, ni las tennis de Melissa Mora. ¡Felicidades por su éxito y el de todos aquellos que sin haber abierto un libro ostentan negocios y propiedades! Por desgracia, del éxito de estos pocos se engordan las listas del fracaso de los otros muchos.